30 Septiembre 2022
PUEBLA, Pue. (apro).- La reportera Kara Castillo fue despedida del portal de noticias El Ciudadano a sólo cuatro días que publicara la nota sobre las dos escuelas que instaló desde 2019 el Conafe en el interior del rancho San Miguel Tepequexpa, propiedad del gobernador Miguel Barbosa Huerta.
								
								En entrevista, la periodista, con más de 15 años 
								de trayectoria y especializada en temas de 
								transparencia, dijo que tuvo que publicar esa 
								investigación en el portal e-consulta ya que, 
								por su línea editorial, era uno de los contados 
								medios de comunicación de Puebla que lo 
								divulgaría.
								
								No obstante, señaló que sabía que al publicar 
								corría el riesgo de ser despedida de El 
								Ciudadano pues los directivos de ese medio ya le 
								habían advertido que, si su nota incomodaba al 
								gobernador y pedían “su cabeza”, se quedaría sin 
								trabajo.
								
								Ahora El Ciudadano argumenta que ella incumplió 
								con la condición de exclusividad que le había 
								impuesto esa empresa, sin haber firmado un 
								contrato, pese a que Castillo avisó al director 
								que iba a publicar su trabajo en otro medio por 
								el valor periodístico e informativo que éste 
								tenía y porque sabía que, por su línea 
								editorial, ese medio no lo iba a sacar.
								
								La nota publicada por Kara Castillo causó 
								revuelo en Puebla pues puso en evidencia un 
								posible tráfico de influencias por parte del 
								mandatario poblano ya que las escuelas del 
								Conafe, que se supone atiende a zonas de alta 
								marginalidad, empezaron a operar en el interior 
								de su rancho -para atender a los hijos de sus 
								trabajadores – en 2019, ya cuando Barbosa era 
								gobernador. 
								
								Además, la investigación firmada por Castillo 
								dio cuenta del injusto despido del maestro 
								indígena Erasmo Trujillo Valderrama, quien en 
								ese entonces cuestionó ante sus superiores de la 
								Secretaría de Educación de Puebla (SEP) sobre la 
								regularidad de esos centros comunitarios, una 
								primaria y un preescolar, pues a 250 metros 
								había en operación otras escuelas que en ese 
								ciclo escolar redujeron su matrícula.
								
								La periodista relató que por varios meses 
								presentó solicitudes de información ante el 
								Conafe y que, cuando pudo documentar todo, de 
								antemano sabía que no se publicaría en El 
								Ciudadano.
								
								“Les dije (a los directivos de El Ciudadano) 
								que tenía una investigación pendiente de 
								publicar en otro medio y el director (Héctor 
								Palma) me preguntó: ¿le pega al gobernador? 
								Cuando le respondí que sí, me dijo que lo sentía 
								pero que, si desde el gobierno le pedían mi 
								cabeza, yo quedaría fuera”, contó Castillo.
								
								Aunque la reportera reconoció que no tiene 
								evidencia de que desde el gobierno estatal se 
								haya pedido su despido, es inconstitucional que 
								un medio le imponga una censura a su labor como 
								periodista y se le condene a limitar el derecho 
								de información que tiene la ciudadanía.
								
								Aparte, denunció que, luego de que la nota se 
								publicó el 23 de septiembre, fue citada el día 
								27 en las oficinas del portal noticioso donde le 
								pidieron que firmara una renuncia voluntaria en 
								la que aceptaba tener la responsabilidad por 
								incumplir con la exclusividad, a pesar de que, 
								aseguró, nunca se firmó un contrato en ese 
								sentido.
								
								Al rechazar firmar esa “renuncia” y alegar que 
								realmente era un despido, la empresa le ha 
								retenido el salario de la quincena que ya 
								trabajó, en clara violación a sus derechos 
								laborales.
								
								Aceptó que de antemano sabía que, por la 
								situación que priva en los medios de 
								comunicación en Puebla, la publicación de esta 
								nota que incomodaba al gobernador, podría 
								costarle el trabajo, pero lo mínimo que esperaba 
								era que se respetaran sus derechos como 
								trabajadora.
								
								“Tampoco era opción someterme a la auto 
								censura”, declaró Castillo, “en estos tiempos, 
								en Puebla los periodistas trabajamos en 
								vigilancia y amenaza constante, pero como lo 
								dijo Flores Magón ¿cuándo el periodismo no ha 
								estado bajo asedio?”.
								
								Por su parte, Héctor Palma, director de El 
								Ciudadano, negó que hayan despedido a Castillo 
								porque lo haya pedido el gobierno del Estado, 
								sino por haber incumplido el compromiso de 
								exclusividad que tenía con ese medio, aunque no 
								especificó que tuvieran firmado un contrato. 
								
								“Ella prefiere inventar la historia de que la 
								estamos sancionando por un reportaje específico 
								y no reconocer su actuación desleal con nuestro 
								medio”, señaló el directivo.
								
								“Me comentó, creo que a principios de agosto 
								que pensaba publicar algo en otro medio. No me 
								dijo ni de qué se trataba ni en qué medio lo 
								haría, en ese momento yo le dije: Kara tenemos 
								un acuerdo, si no lo respetas deberás presentar 
								tu renuncia”, señaló Palma en respuesta al 
								cuestionamiento de por qué ahora se le piden a 
								la reportera que firme una renuncia voluntaria.
								
								
								Claudia Martínez, directora del Colectivo 
								Nacional de Alerta Temprana de Periodistas y 
								Defensores de Derechos Humanos, consideró que el 
								despido de Kara Castillo se da en el contexto de 
								control de medios de comunicación y censura que 
								se ejerce desde el gobierno de Barbosa Huerta.
								
								“El acoso, control y persecución es tal, que 
								los medios que tienen convenios publicitarios 
								todo el tiempo están bajo el asedio de la 
								directora de comunicación de gobierno del Estado, 
								Verónica Vélez, quien hace constantes llamadas 
								para quejarse de cualquier nota y para pedir que 
								bajen información. No quieren que toquen a 
								Barbosa ni con el pétalo de una rosa y los 
								medios temen que en cualquier momento puedan 
								caer de su gracia”, explicó.
								Incluso, señaló que desde el gobierno se 
								monitorean las redes sociales personales de los 
								reporteros y Vélez Macuil se queja ante los 
								directivos de los periódicos sólo porque alguno 
								envió un tuit de crítica hacia el gobierno 
								morenista. (Proceso). 
 
						  
								 
												 
												 
												 
												 
												 
												 
												 
												 
												